Arantza Urkaregi Etxepare
La pandenia Covid-19 ha generado diferentes consecuencias, entre ellas, la caída de los ingresos. El descenso de la recaudación hasta mayo en la CAV ha sido del 21,8% respecto a mayo de 2019. Se estima que el descenso de la recaudación total anual será de un 20%, en la CAV, en torno a 3.000 millones € menos.
Al mismo tiempo, la pandenia Covid-19 ha puesto de manifiesto la debilidad de nuestros servicios públicos, tanto los sanitarios como los servicios sociales de atención a las personas mayores. Por lo tanto, otra conclusión a extraer de la pandemia es que debemos consolidar y reforzar nuestros servicios públicos. Y para ello, es imprescindible aumentar los ingresos.
Y sin olvidar que la pandenia Covid-19 ha golpeado duramente a las personas que se encontraban en la situación más vulnerable: trabajadoras y trabajadores precarios, migrantes sin papeles, personas sin hogar, y un largo etcétera, por lo que necesitaremos más inversión pública en protección social.
Esta es la realidad: a la que tenemos que hacer frente: menos ingresos y más necesidades sociales, así como de reforzar los servicios públicos.
Dice el señor Urkullu que no va a subir los impuestos, pero que no va a hacer recortes. Las dos cosas a la vez son imposibles. Con menos ingresos no se puede llevar a cabo todos los proyectos previstos en los presupuestos. Y habrá que retrasar algunos proyectos y suspender otros. Además, habrá que poner en marcha nuevos proyectos para atender a las nuevas necesidades sociales.
Los Gobiernos Forales y el Gobierno Vasco en funciones, todos formados por PNV y PSE, cada vez que se les menciona la necesidad de recaudar más ingresos, responden que, por un lado, están pendientes de los fondos europeos, que hay que saber cuánto dinero vamos a recibir de Europa, y, por otro, que habrá que aumentar el endeudamiento. Pero de subir impuestos no quieren ni hablar. Y a través de los impuestos se obtiene más del 90% de los ingresos.
Hablan de los fondos europeos, pero no sabemos cuánto vamos a recibir y en qué condiciones, no serán gratis. Y el endeudamiento será imprescindible, pero la clave es: endeudarse, ¿para invertir en qué?
Lo que hemos visto hasta ahora es cada vez más dinero para grandes infraestructuras, ya sea el Tren de Alta Velocidad (inacabado y sin conexión en los próximos 10 años, y que ya nos ha costado 6.500 millones de €, 2.300 millones de € más de lo presupuestado), el subluvial de Lamiako (la Diputación Foral de Bizkaia ha invertido 8,9 millones de €, solo para la elaboración del proyecto). Y cada vez más dinero para proyectos inciertos que comprometen el futuro (la Diputación Foral de Bizkaia pone 11,5 millones de € más para el Centro Internacional de Emprendimiento en la Torre Bizkaia o 19 millones de € para el Energy Intelligence Center).
Estos proyectos siguen adelante a pesar de tener menos ingresos. Y mientras tanto, ignoran las reivindicaciones del personal sanitario de Atención Primaria de Osakidetza, en las residencias de mayores no está garantizada la atención de dos horas para todas las personas residentes, miles de personas siguen sin poder acceder a la Renta de Garantía de Ingresos,
El endeudamiento puede ser bueno siempre que sea para atender necesidades sociales. En cualquier caso, el endeudamiento es la vía más rápida para obtener nuevos ingresos, una vía que habrá que utilizar, pero no olvidemos que es dinero a devolver con intereses, por lo que en los próximos años necesitaremos más ingresos.
Al fin y al cabo, para hacer frente a los graves efectos sociales producidos por la pandemia Covid-19 necesitaremos fondos europeos y el endeudamiento, pero también subir los impuestos. No todos los impuestos ni a todas las personas, sino a las empresas y personas con mayor capacidad económica, pero de eso hablaré en el siguiente artículo.
