Las personas mayores tenemos un derecho subjetivo a una atención sociosanitaria de calidad.

Loli Pisón Ochoa de Eribe lunes 25 de Enero

La pandemia ha dejado de manifiesto la esencialidad de los servicios sociales para el mantenimiento de la vida, y la falta de reconocimiento de la función de los mismos, llegando a ser éstos el negocio de unos pocos, a costa de la salud de las personas usuarias y de las malas condiciones de las personas trabajadoras, paradójicamente, esenciales.

La debilidad de los sistemas de protección social y el incremento de situaciones de pobreza están provocando un retroceso hacia formas asistenciales.

La atención de los servicios sociales son para nosotras, las personas mayores, una asistencia necesaria en nuestro día a día cuando, por motivos de edad o enfermedad, precisamos ayuda personal.  Independientemente de que las familias, que nos quieren, nos cuiden, la Administración tiene el deber de disponer de recursos para asegurar la salud y el bienestar de las personas con dependencias o vulnerables, con familia o sin ella.

En Bizkaia, aproximadamente, 44.000 mujeres mayores de 65 años viven solas. De ellas, unas 12.000 tienen más de 85 años, muchas con dependencias o esperando una valoración.  Un dato que reflejan las encuestas es la existencia de una brecha de género en las valoraciones de dependencia.  Las evaluaciones a las mujeres nos las hacen más tarde porque, en esta cultura patriarcal pensamos, erróneamente, que seguimos pudiendo con todo.   

Es imprescindible reforzar el cuidado de la persona en su propio hogar.  

Es precisa una red de residencias públicas al 100%.

Demandamos un modelo sociosanitario totalmente público, universal, gratuíto, de calidad, y de gestión directa.

Pensión Mínima 1080 euros, Salario Mínimo 1200 euros.

Emakumeok aurrera!!!

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