Antes de venir el COVID-19 hemos atendido a personas que están en sus casas y que tienen necesidades, trabajamos sobre todo con personas mayores.
La falta de salud laboral que teníamos anteriormente ha sido muy evidente en esta crisis sanitaria, y la situación anterior se ha vuelto totalmente visible. Las trabajadoras, llevamos años denunciando esta situación a través de las denuncias incluidas en la inspección de trabajo, incorporando condiciones de salud laboral en la negociación del convenio colectivo y haciendo un seguimiento de la situación en los comités de salud laboral.
Hacemos el servicio de cuidados de los ayuntamientos y casi todas somos mujeres de más de 50 años. Somos compañeras del personal de limpieza, de las empleadas de hogar, de residencias, que formamos parte del desamparo generado por esta situación.
La mayoría de los ayuntamientos privatizaron el servicio y, al mismo tiempo, confiaron nuestras condiciones laborales y nuestra salud a las mutuas. Normalmente, hemos visto que nadie es responsable de las condiciones laborales que tenemos, porque ni las empresas, ni las mutuas, ni los ayuntamientos han asumido nuestra situación: somos una subcontrata de cuidadoras, ¿y en definitiva quién va a ser responsable? ¿Diputación Foral que gestiona la dependencia? ¿El ayuntamiento competente que contrata nuestro servicio?¿ Gobierno Vasco?
Durante la crisis sanitaria hemos estado y estamos permanentemente prestando servicios, porque el Gobierno español consideró fundamental nuestra labor y dijo que había que reforzar este tipo de servicios. Hemos estado trabajando sin medidas de seguridad, después de semanas, con pocas medidas de seguridad, y hoy en día, de alguna manera, se puede decir que disponemos de instrumentos de protección de la salud. Nosotras tenemos claro quiénes son directamente responsables.
Algunas de las empresas nos ordenaron acudir a los servicios en los que estaban confirmados COVID (sin contar con medidas de protección para ello), otras han hecho lo que estaba en su mano para conseguir las EPI: la red sanitaria tenía paralizada la distribución de las EPI. Y cómo
no, de nuevo, las mujeres hemos sido las últimas en el ejercicio de memoria de las instituciones públicas vascas; en primera línea si, pero sin protección, porque hemos tenido que seguir poniendo en riesgo nuestra salud.
Algunas personas usuarias han muerto a causa del virus, algunas trabajadoras están en aislamiento, otras ingresadas porque han trabajado sin protección, además muchas usuarias han cerrado la puerta ante la falta de protección y han cancelado la petición del servicio. Estamos recopilando datos para poder reflejar en cifras lo que ha ocurrido en el futuro, no es tarea fác
il y tenemos dificultades para conseguirlos. Quienes han tenido contacto directo con COVID19 si no muestran síntomas no se ponen en aislamiento, no nos hacen tests si tenemos contacto directo pero no tenemos síntomas y trabajamos con las personas más vulnerables, sobre todo con los mayores de 70 años.
Trabajadoras de ayuda a domicilio a las instituciones vascas: ¡haceros responsables de los servicios que gestionáis! ¡Metednos en vuestra agenda política!
Soy trabajadora de este invisible sector para las instituciones, servicio de ayuda a domicilio,un respiro para las personas dependientes y como no para sus familias,realizamos tareas de todo tipo a personas con grandes dificultades,tales como aseo personal ,cocinar, preparación y resolución de medicamentos,hablar escuchar, limpieza del hogar etc..
Pese a tratarse de un trabajo ESENCIAL según el gobierno central y el autonómico y seguir trabajando sin medidas sanitarias,estando incluso en cuarentena por razones evidentes del cocido yo mi muchas de mis compañeras,sin que en el actual momento se nos haya echo test,siendo un hilo conductor de esta terrible pandemia para los usuarios como para nuestras familias, pedimos a las Instituciones Vascas que reconozcan nuestra labor social por otra parte intachable no solo en esta situación sino a lo largo de los años y se comprometan con el sector de AYUDA A DOMICILIO tan necesario para nuestros mayores pero tan abandonado por las instituciones involucrándose y metiéndonos en su agenda de trabajo.